Un equipo de científicos descubrió nuevos conocimientos sobre una especie humana perdida hace mucho tiempo y conocida por sus cráneos particularmente grandes. Los julurens, o gente "de cabeza grande", están revolucionando la comprensión, aceptada desde hace tiempo por los científicos, de la evolución humana.
Se entiende en gran medida que el surgimiento de los seres humanos fue un proceso lineal, que comenzó con ancestros parecidos a simios como Lucy, quienes evolucionaron en diferentes variaciones con el tiempo hasta que la gente actual caminó sobre la Tierra. Sin embargo, los paleoantropólogos Christopher Bae y Xiujie Wu están desafiando esto con sus nuevas conclusiones sobre el homo juluensis basadas en fósiles del este de Asia durante la era Cuaternaria tardía, según publicó le medio especializado New Siencist.
�� MEET HOMO JULUENSIS: “BIG-HEADED” ANCIENT HUMANS WHO COULD REWRITE HISTORY
— Mario Nawfal (@MarioNawfal) December 3, 2024
Scientists have uncovered Homo juluensis, aka the “big-head” humans, a species with oversized craniums that roamed eastern Asia 300,000 years ago before vanishing 50,000 years ago.
They weren’t… pic.twitter.com/DID2NDPcPI
Los julurens vivieron hace aproximadamente 300.000 años y sobrevivieron en pequeños grupos en el este de Asia antes de desaparecer hace unos 50.000 años, según el estudio. Bae y Wu descubrieron que Asia Oriental albergaba a una gran cantidad de otras especies humanas distintas al mismo tiempo, lo que sugiere que una red de diferentes poblaciones similares a los humanos no solo coexistieron sino que interactuaron e incluso se mezclaron a lo largo del tiempo.
El dúo identificó cuatro especies humanas que existieron durante ese tiempo: el homo floresiensis, un humano "hobbit" extremadamente pequeño encontrado en la isla indonesia de Flores; el homo luzonensis de Filipinas; el homo longi de China; y el recientemente nombrado homo juluensis. Cada especie tenía características distintivas que fueron desapareciendo gradualmente a lo largo de la evolución.
El estudio aporta una claridad muy necesaria a los registros fósiles del este de Asia, que habían sido deficientes en comparación con otros descubrimientos rastreados en Europa y África, dijeron los investigadores. Sin embargo, el trabajo no es infalible, ya que no todos los fósiles utilizados están completos y los investigadores aún no comprenden por completo las relaciones genéticas entre las especies.